Se lo puede reconocer sin haber puesto un pie en sus baldosas geométricas, sin haber admirado de cerca la mayólica del zócalo, de estilo portugués, porque en ese largo mostrador de madera y mármol se apoya Ricardo Olivera mientras canta La última curda y Jesús Rodríguez, entonces dueño del bar, les sirve una copa a José Mujica y Lucía Topolansky. Con las altas vitrinas como marco, entre las mesas de Montevideo al Sur, Emir Kusturica filmó la escena final de El Pepe: una vida suprema, su documental sobre el ex presidente.
De grandes aberturas resguardadas por cortinas metálicas, esa...