Un recorrido para redescubrir al Malecón de Guayaquil - El Comercio

2022-10-11 17:37:18 By : Mr. tony gao

Estructura como velamen que representa a uno de los cuatro elementos naturales, en área central del Malecón. Foto: Enrique Pesantes / EL COMERCIO

En una pileta frente al Palacio Municipal de Guayaquil se conservan unas antiguas escaleras de acceso al río Guayas. Están al pie de la acera y ya no conducen a ninguna parte; bajan hasta el agua de la alberca ornamental.

De hecho, pasan inadvertidas tras el cerramiento del Malecón 2022, como vestigio de otros tiempos. Pero ofrecen una perspectiva histórica. Hasta inicios del siglo XX, las aguas de la ría podían apreciarse 31 metros atrás de donde hoy las ven los visitantes.

La explicación sobre esas escaleras olvidadas es parte de una nuevo tour guiado que revisa la historia y el simbolismo del parque urbano a orillas del Guayas. El recorrido se centra desde hace un mes en la zona sur, donde se ubicó en tiempos de la colonia la Ciudad Nueva. Y parte del Hemiciclo de La Rotonda (Malecón y 9 de Octubre) hasta el Palacio de Cristal (calle Olmedo), en el extremo sur, a lo largo de más de un kilómetro.

Una decena de estudiantes de turismo de la Escuela Superior Politécnica del Litoral (Espol) y de la Universidad de Guayaquil conducen con megáfono en mano a grupos de hasta 15 personas.

Las fuentes que circundan el Palacio de Cristal también dan cuenta del lugar hasta donde llegaban las aguas del río en el antiguo mercado sur. Son un símbolo de esa vieja cota, según Sara Plaza, estudiante de turismo de la Espol y una de las guías. El recorrido cuenta con referencias a piratas, incendios y enfermedades, pero también al propio proceso de regeneración urbana de la ciudad, agrega.

Desde la Fundación Malecón 2000, que administra el complejo y creó el tour guiado, le apuntan como objetivo a reforzar la identidad cultural, al tiempo que se crea un nuevo atractivo para el lugar turístico más visitado de la urbe. Así lo explica Vicente Almeida, gerente general de la Fundación. Además, se busca incorporar el próximo año el recorrido de la zona norte del paseo (Ciudad Vieja), hasta el cerro Santa Ana, explicó.

El Malecón registra en la actualidad cerca de un millón de visitas mensuales, a un nivel similar a los tiempos previos al inicio de la pandemia de covid-19. La cifra se incrementa a 1,5 y hasta 1,8 millones de visitantes en meses festivos como julio, octubre o diciembre. Para los guayaquileños es un lugar interiorizado. Pero el reto es dejar solo de ver para observar con detenimiento, como dicen las guías.

En la ruta surge, entre otras, la historia de cómo la Casa del Cabildo, donde ahora se encuentra el Palacio Municipal, tuvo que ser incinerada por una plaga.

Pablo Moreno, asistente de gestión cultural de la Alcaldía, realiza un tour guiado por la torre morisca del Malecón, una estructura de 23 metros y arquitectura árabe bizantina, de inicios del siglo XX. El reloj público de la ciudad se inauguró en lo alto de la torre en 1931.

Moreno cuenta las diversas ubicaciones que tuvo el reloj desde el siglo XIX; la última de ellas en el propio Cabildo, al otro lado de la calle donde se encuentra ahora.

“A finales del siglo XIX un mercado que existía detrás estaba infectado de ratas, fue incinerado con todo y la Casa del Cabildo, por la peste bubónica. Luego de eso, en 1905, se comienza a construir la torre morisca”, detalla el guía.

El recorrido se inicia frente al estrechón de manos del conjunto escultórico de Simón Bolívar y José de San Martín. Ello le da pie a Cindy Vélez, otra de las guías, para hablar sobre el simbolismo del monumento del Hemiciclo de la Rotonda y los entresijos de la reunión de los libertadores de América.

“El río marca beneficios y desgracias, por aquí llegan los ataques piratas y pestes. Pero determina también el talante comercial de la ciudad-puerto”, comenta Vélez, estudiante de turismo.

Dos torres que sirven como miradores al río Guayas hacen parte en realidad de un conjunto de cuatro estructuras que simbolizan los elementos, apunta la guía. La primera se encuentra en la misma área del Hemiciclo y cuenta con una rosa de los vientos en su base además de dos velas, como si fuera el asta de un buque. “Es algo que la gente pasa, sin reparar”.

Son 16 paradas hasta el extremo sur del Malecón. La guía destaca en la última estación, la iglesia San José, frente al Palacio de Cristal. Se trata de un pequeño templo que suele pasar inadvertido. Uno de sus vitrales es un gran rosetón de ocho pétalos que transforma en coloridos haces la luz que ingresa por las tardes a la nave.

Allí se encuentra debajo de un altar un Cristo en el lecho: el cabello desbordado sobre pliegues de sábanas de mármol blanco. Se trata de una obra del escultor italiano Enrico Pacciani, cuyas piezas contribuyeron a la declaratoria patrimonial del cementerio de la ciudad.

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